¿Y tú qué vas a hacer este verano?

Seguro que ya has contestado unas cuantas veces a esta pregunta, hoy queremos compartir nuestro secreto: este verano vamos a potenciar nuestra salud.

En verano la naturaleza está en su máxima plenitud y ofrece lo mejor de sí misma, igual que nosotros que nos tomamos un tiempo para descansar y surge lo mejor de nuestra esencia. Es el mejor momento para conectarnos con la naturaleza desde nuestros cinco sentidos, disfrutar de todo lo que nos ofrece.

En el verano disfrutamos de más horas de luz y de calor, y aunque de primeras esta última palabra pueda sofocarnos, es una estación que trae una verdadera explosión de sentidos, de movimiento, de fluidez porque es un paréntesis en nuestra acelerada rutina. Solemos en esta estación tomarnos ese periodo vacacional para recuperar el sentido más divertido de la vida, ponemos un paréntesis al asfalto y a la tecnología, a la ciudad, quién no va a la montaña, o a la playa, va a su pueblo y en todos los destinos, comienzan a estrechar lazos con la naturaleza. Incluso si te quedas en la ciudad disfrutas del vacío que hay en ellas, aprovechas de dar un paseo por todos los parques, por las plazas, por esas terrazas rodeadas de árboles, de alguna manera también conectas con la naturaleza.

El verano nos ofrece un descanso, sí ya lo sé hay luz y esté descanso es relativo, pero es un descanso mental. Esta luz nos permite realizar actividades al aire libre, nos permite socializar, es tiempo de quedar con tus amigos, tus familiares, incluso, sí en esas horas de calor en las que no puedes salir a la calle y lo estás pensando ahora mismo al leerme, nos permite una buena siesta de verano,   recuperar una saludable costumbre que muchas veces no es imposible con el día a día. 

Al llegar estas fechas salimos en busca del aire libre que nos ayude a volver a cargarnos de energía y de salud para continuar con el resto de la rutina  que nos espera en invierno. Buscamos respirar aire limpio y con eso nuestros pulmones se renuevan y mejora su capacidad respiratoria, además disfrutamos de parar de observar la naturaleza, disfrutamos de la armonía de su quietud y de su belleza. 

El contacto íntimo con la naturaleza favorece la conexión con nuestros sentidos lo que a la vez favorece la conexión con los propios instintos. Los instintos son nuestra conexión con la naturaleza, es esa parte animal que todavía vive en nuestro cerebro,  de alguna manera estamos volviendo a nuestro origen a la armonía natural, es un tiempo maravilloso para escuchar los consejos de nuestro instinto que tienen un efecto casi inmediato sobre el bienestar mental y emocional.

Estar en conexión con la naturaleza y con nuestro instinto nos pone de buen humor, ganamos en tranquilidad, mejora la calidad del sueño y nos llena de recursos para afrontar los retos cotidianos. Aumenta nuestra claridad intelectual, la memoria, la concentración, conectamos con nuestro propio mundo interior. 

Estar alrededor de la naturaleza nos sirve incluso para aumentar nuestras defensas ya que existen unos compuestos volátiles que producen las plantas y los árboles que son conocidos por su efecto antimicrobiano, se llaman  fitoncidas. ¿Has oído hablar de los baños de bosque? en Japón llevan años estudiando los beneficios de caminar por el bosque, lo que se denomina shinrin-yoku , las personas que lo practican han demostrado tener menos concentración de cortisol, mejor regulación en la presión arterial y del ritmo cardíaco, y un aumento de células naturales que fortalecen el sistema inmunitario. Estos compuestos volátiles aumentan su crecimiento en verano y disminuyen durante el invierno, aunque están presentes en los troncos de los árboles, incluso cuando los árboles pierden sus hojas en otoño.

Además en verano es una buena temporada para sintetizar vitamina D,  pero recibir la luz y el sol no solo nos aporta esta vitamina, sino que nos ayuda a mejorar el estado de ánimo y el sistema inmune.

Verano es igual a carga energética, en esta época del año podemos equilibrar toda la energía de nuestro cuerpo estando en contacto con la tierra, caminando descalz@s por el prado verde, o por la arena de la playa. Metiendo tus pies descalzos tocando las piedras de los ríos,piedras que llevan años aprendiendo las lecciones de la naturaleza….

Observar las piedras es otra forma de cuidar nuestro bienestar en verano, las piedras ponen su disponibilidad absoluta al servicio de la naturaleza, no cuestionan su destino, solo obedecen a lo que tiene que suceder con ellas,  ya sea de las cumbres de montañas  o de acantilados, las piedras son verdaderas maestras de lo esencial: habitar un espacio, y ser lo que son sin pretensiones ni aspavientos.

En la naturaleza existe un lenguaje de sensaciones que ayuda a conservar la salud, a mejorar la inmunidad, el equilibrio, el bienestar, nuestra autoestima. Es cierto que como todo en la vida esta estación también tiene algún que otro inconveniente: picaduras de insectos, arañazos, insolaciones leves, pequeñas reacciones en la piel mientras se aclimata al entorno natural que siempre podemos evitar con prevención, y dándole la importancia que realmente tiene porque son pequeños contratiempos sin apenas importancia ante los grandes beneficios que nos aporta el contacto con la naturaleza.

En la medicina china el verano es la mejor época para cultivar la lucidez, la claridad, la compasión y la apertura hacia lo trascendente. 

El verano es energía, pero también es agua,  con el calor y la actividad al aire libre aumenta la necesidad de hidratarse. Hay que estar atentos a las señales de sed e ir bebiendo agua, infusiones , gazpachos, granizados y tomando verdura y frutas frescas que nos acompañarán durante toda esta estación.

No nos olvidemos de estar en armonía con los ritmos naturales, cuando aprieta el calor seguimos nuestro instinto dándole calma y pequeñas pausas al organismo: volver a practicar la siesta permite respetar el ritmo natural y reducir el estrés y recuperarse para continuar la jornada, buscar una buena sombra donde poder estar más relajados ahorrando energía, quizás bajo la copa de uno de esos hermosos árboles leyendo un libro o en buena compañía.

Las frutas y las verduras serán nuestros mejores aliados, consume alimentos de temporada ensaladas, legumbres, frutas que son la base de una buena alimentación estival. 

Hemos hablado de los beneficios de pasear por los bosques, pero  ¿y si tu destino está a orillas del mar?, pues  también te llenarás de salud y de bienestar!!! Su riqueza mineral y la ionización de la atmósfera marina fortalece los organismos.

El movimiento de las olas del mar y la brisa marina producen sensación de bienestar físico, además pasear descalz@s sobre la arena en la orilla del mar favorece el sistema cardiovascular, al estimularlo con ejercicio y activa el flujo sanguíneo con el propio contacto de la piel con la arena.  

El mar, la arena y su brisa permiten que los pensamientos fluyan observando su paisaje, es una ocasión ideal para meditar a orillas del mar, escuchando tu propia respiración como si bailase al ritmo de las olas que vienen y se van de la orilla.

Este verano activa hábitos saludables, siempre es una gran oportunidad para llevar a cabo rutinas que por el estrés y las prisas, hemos dejado de lado: practicar ejercicio, gozar de un mayor descanso, y sobre todo el que más nos gusta a nosotros, ¡volver a retomar el placer de conversar!  El verano es la época para volver a retomar relaciones, estrechar lazos de amistad, donde vuelven a aparecer aquellas tertulias a la fresca bajo una noche de cielo estrellado  que hacen que el tiempo pase volando,  ¿y no es acaso esto la mejor señal de felicidad?

Nosotros ya nos estamos tomando este tiempo para gozar  de la naturaleza y de las personas con los cinco sentidos. Prometemos volver llenos de energía  y compartirla.

 ¡Felices vacaciones!