En los talleres que realizaba sobre el propósito, metas, y salir de la zona de confort, recuerdo una frase que usabamos: “No todo tiene que ser blanco o negro, cara o cruz, adelante, inventate otra moneda”, y después de escribir el último  post del blog sobre propósitos me regreso esta imagena la cabeza….¿y si resulta que nos inventamos otra moneda?

Desde hace un tiempo a esta parte vengo escuchando, leyendo a diferentes expertos en psicología que vienen concienciando de la necesidad de reflexionar sobre el uso excesivo que se le ha dado a la psicología positiva, y los daños que se están viendo en las consultas, esa necesidad de ser perfect@s, ese producto en el que much@s nos hemos convertido, que trae consigo cierto sentimiento de culpa si no logras alcanzar dicho estado de perfección, ese estado casi idílico que hemos querido crear, como el que monta un puzzle, encajando filosofías, objetivos, herramientas, metas….buscando el cuento con final feliz.

Incluso Barbie la película,  ha batido récords en taquillas recurriendo a esta reflexión, ¿es esto la felicidad?, ¿el estado pop positivo, casi idílico?, rodead@s de arco iris, colores, frases positivas, soñando soñando, aunque no te venga a la cabeza ahora mismo ningún sueño….”pero dime tu sueño”, te diría yo en alguno de mis talleres (prometo que esta es una reflexión en voz alta, no se quedará aquí y viene con cambios)

Pues bien, quizás estás content@  con lo que haces, quizás estas bien, igual estas en un momento de tu vida en que no intentas mejorar en nada porque todo fluye, y entonces ¿hay que definir más objetivos ahora?, o ¿lo hacemos por moda?, por ese estado ideal que queremos poner, que queremos mostrar, que tendría que ser. Y aquí es donde el blanco y el negro comienzan a mezclarse en la paleta…y nos salen marengos: ¿me estaré quedando en zona de confort?, ¿así para siempre?, ¿está bien o no?, ¿estaré siendo feliz?

¿Cómo estamos entendiendo la vida?

¡Cómo estamos entendiendo la vida?, creo que esta ha de ser la pregunta, y si creo firmemente en la utilidad de parar a pensar, a reflexionar, a “perder el tiempo”, llámalo mejor filosofar. No será que nos estamos exigiendo demasiado en todo: lo profesional, el ocio, la estética, esos consejos de cómo ser feliz, que cuando calculas todo lo que hay que hacer sólo ocurre en planetas con días de 48 horas cada uno.

No percibes que cada vez  estamos más ansiosos, más estresados, deprimidos, cuando estamos precisamente en la era de cuidar el bienestar y todo son herramientas y consejos, y cada vez buscamos hacer más acciones para ello, y sin embargo cada vez estamos más lejos  de “bien estar”.

Nos vamos alejando a pasos agigantados  de lo que somos para ser lo que deberíamos, lo bonito, lo perfecto, lo vendible on line y off line. ¿Cómo es posible que teniendo de todo nos estemos sintiendo vací@s? Y lo más preocupante, nos culpamos por no lograr estar bien, ¿cómo es posible si me he leído veinte libros de vivir en positivo, desayuno con mi taza de arcoiris y tengo mi agenda llena de pegatinas de que todo irá bien?

Pues no, la verdad no es esta, a veces todo no está bien, y a veces si, simplemente es la vida. La vida no puede controlarse, y todo deseo de control procede del miedo, miedo ¿a qué? ¿a fracasar?, ¿a no gustar? ¿a decepcionar? a no ser el/la súper profesional que se esperaba de ti, a no dejar suficiente legado, a no cambiar el mundo a mejor, ¿¿miedo a qué?? Pues seguramente a no ser suficiente porque es el juego en el que nos ha metido la sociedad de consumo.

Y cada vez nos alejamos más de los nuestr@s, pasamos  al individualismo, estamos dejando de ser lo que esencialmente somos “sociales”, seres sociales. Precisamente en la era de las redes sociales, somos cada vez menos sociales, porque allí somos avatares perfectos, pero tú sabes, y yo y aquel, y ella, que no lo somos.

¡¡¡Se croqueta!!!

Y aquí recurro a otras de mis frases favoritas en mis talleres: ¡¡¡Se croqueta!!! Acepta que somos como las croquetas, imperfectas pero con esencia, porque las perfectas son las congeladas que saben a maseta, todas iguales. Tenemos que aceptar que somos seres humanos, y como tal somos perfectamente imperfect@s, y esto a priori duele, pero una vez que tomas consciencia, es maravillosa la libertad que aporta, esa que echas de menos con tantas expectativas infundadas, creadas para ser protagonistas de un mundo ideal que jamás va a existir.

Somos seres sociales, y emocionales, y son esas emociones las que nos llevan a reaccionar, y ponerse muchos objetivos de mejora, puede llevarnos a generar un chorro de emociones como la culpa, el remordimiento, la frustración. Frases como “perder el tiempo” nos han robado los momentos al día de parar, ser, descansar, llevándonos a un hacer y hacer cada vez más inquietante.

Está demostrado científicamente que dicho hacer y hacer nos genera una sensación de falsa felicidad que cada vez dura menos en nuestro cuerpo y te va exigiendo más y más.

Entonces, si estoy totalmente de acuerdo y defenderé que necesitamos ilusionarnos, y motivarnos para afrontar cada día, pero reflexiono en alto que debemos vigilar, tomar consciencia de en nuestro check list de “cosas por hacer”, “metas y sueños”, ¿estamos apuntando aquellos que realmente queremos? ¿aquellos que decido conscientemente?, ¿aquello que enciende esa chispa de ilusión, aquel para qué que enciende nuestros motores?, o estamos anotando aquello que deberíamos ser, tendríamos que tener, según el guionista de esta película que llevamos años protagonizando, y que estamos viendo ya muchas de sus consecuencias, a nivel de salud.

Hace años llegó a mi vida el mindfulness, esta capacidad de ejercitar la atención plena, y que practicándose de  manera regular te hace estar más en el presente y menos en el futuro o pasado, y puedo decir que realmente es la técnica que más me ayuda a parar y ser. Me ha acercado a sentir y experimentar de manera consciente el término bienestar. Porque estar bien no significa perfección, estar bien significa aceptar lo que hay, y lo que la vida trae, significa escuchar y observar, significa transitar por el dolor cuando viene, y por supuesto que viene. 

Bienestar significa cuidarte como cuidas a los demás, darte cariño si sufres y no taparlo, acompañarte y acompañar. Bienestar, es estar bien con lo que tiene y agradecer, ilusionarte por pequeños detalles del día a día que hacen que la vida sea un camino con sentido. 

Bienestar significa conocerte y escucharte por dentro

Bienestar significa conocerte y escucharte por dentro, escuchar tu cuerpo, saber que como ser emocional vas a sentir muchísimas cosas, y que tu cabeza va a lanzar muchos mensajes al día, es su función, pero eres capaz de parar, escuchar y responder tomando la decisión que consideres en ese momento, con todo el derecho a que sea una o ninguna, aceptandolas con amor y sabiendo que eres libre para cambiar.

Y cómo he decidido que no quiero hacer un check list de propósitos, pero sí me ilusiona tener uno, que es cuidarme y cuidar, me he propuesto retomar mis momentos mindfulness. No lo he abandonado nunca, es una filosofía, pero digamos que sin darme cuenta es fácil caer en ir descuidando ciertos hábitos, y con este post quiero animarte a conocerlo, si no lo has hecho ya, es como tomarse una píldora de bienestar cada día.

Lo sé, sé que también se ha puesto de moda, pero la neurociencia y estudios médicos y científicos lo avalan. Además de nosotros que llevamos más de 8 años desde que lo conocimos y hemos sido testigos de los beneficios que aporta.

Si te animas y tienes dudas o quieres que te contemos más,

no dudes en escribirnos.