Al llegar la primavera y el buen tiempo aparece un tipo de trastorno estacional, conocido con el nombre de astenia primaveral. Astenia es un término clínico que significa “cansancio”.

Se caracteriza por una falta de vitalidad generalizada y suele ser más en común en mujeres que en hombres en edades comprendidas entre los 30 y 40 años.

Esta sensación de “cansancio” que produce la astenia primaveral está acompañada la mayoría de las veces de otras manifestaciones como:Apatía o falta de energía para desarrollar actividades

  • Altearciones en el sueño
  • Tristeza
  • Pérdida del apetito
  • Pérdida de la libido
  • Disminución de la concentración.
  • Irritabilidad
  • Malestar general, dolor de cabeza
  • Hipotensión arterial

Estos síntomas de la astenia primaveral son siempre de carácter leve y pasajero, no se trata de ningún trastorno psiquiátrico, sino más bien una sensación subjetiva que muestra una mayor vulnerabilidad frente a estos cambios climáticos.

La astenia primaveral comienza en el hipotálamo, una glándula ubicada en nuestro cerebro que regula además de el sueño, el apetito, la sed, la temperatura, etc, la secreción de dos hormonas: melatonina y la seratonina. La melatonina se encarga de iniciar y regular los procesos de sueño y vigilia. La serotonina en cambio está implicada en el estado anímico y la vitalidad de las personas.

¿Por qué ocurre?

Parece ser que la combinación de las horas de luz solar y los ciclos hormonales es la responsable de esta astenia primaveral.

Con la llegada de la primavera, el aumento de temperatura de las horas de luz solar y el cambio de horario, junto con otras variaciones climáticas, produce un control sobre la regulación hipotalámica que influye en un descenso de los niveles de sangre de las hormonas, melatonina y seratonina, y esto produce esa sensación de decaimiento físico e intelectual típico de la astenia primaveral.

¿Y por qué les afecta a unas personas y a otras no?, esto es debido a un factor interno de cada persona no definido. El mismo caso sería el de las alergias, tan típicas también en esta estación del año.

¿Se puede previnir?

La astenia primaveral puede prevenirse llevando una vida ordenada y saludable, siguiendo una dieta equilibrada de forma que fortalezca nuestro organismo y sus defensas, evitando que factores externos a nosotros reduzcan nuestra energía.

Para prevenir la astenia primaveral podemos seguir unas pautas saludables:

  • Seguir una dieta equilibrada y variada, enriquecida en vitaminas y minerales. Procurar la ingesta de lentejas, quinoa y sobretodo verdura y fruta de temporada. Hay alimentos que favorecen la producción de serotonina, como son los cereales integrales, el aceite de oliva, el pescado azul, las nueces, las semillas de girasol y los quesos frescos, chocolate
  • Beber dos litros de agua al día; hidratar el cuerpo es fundamental, también puede complementarse con infusiones y con zumos.
  • Procurar dormir ocho horas diarias, o las que sean necesarias para sentirnos descansados.
  • Realizar ejercicio físico, además de ser saludable nos hace sentir bien pues reduce la ansiedad, aumenta las endorfinas, regula la respiración, etc
  • Reducir o eliminar el tabaco, bebidas alcohólicas, bebidas excitantes, como el café.
  • Reducir el consumo de bollería industrial ya que la combinación de azúcares, grasas saturadas y harinas refinadas suelen producir en nuestro organismo sensación de decaimiento, cansancio y pesadez generalizada, potenciando la falta de tono vital.
  • Llevar un ritmo de vida ordenado, manteniendo unos horarios fijos para acostarse y levantarse, y también para comer.
  • Practicar la meditación que nos ayuda a relajarnos y a controlar la respiración.
  • Tomar el sol ya que la luz controla los niveles de melatonina, la cual disminuye la serotonina. Por supuesto, con protección solar.
  • Realizar actividades placenteras.
  • Revive recuerdos felices:Puede parecer una tontería pero este simple gesto es capaz de aumentar los niveles cerebrales.

Para superar la astenia primaveral puede ser necesario el aporte de un reconstituyente a base de vitaminas, minerales y extractos de plantas como el ginseng o la jalea real que pueden ayudar a reforzar el sistema inmune.

A veces no nos tomamos en serio los cambios estacionales que pueden estar acompañados de variaciones ambientales, físicas y climáticas. Es importante tenerlos en cuenta porque nuestro cuerpo necesita adaptar sus sistemas a ellos provocando que haga un gasto excesivo de energía. Es necesario regular el sueño, realizar actividad física y sobretodo: sonreír, abrazar y agradecer las cosas buenas que nos ofrece la vida.